El perverso Dolmancé

Historias de transgresión y libertinaje.

Yo, Amo.

Sade01146Hablaré desde mi experiencia personal y lo que yo entiendo que debe ser un Dominante; no pretendo tener una verdad absoluta ni mucho menos, no creo en las “tablas de Moisés” ni mucho menos, simplemente comparto el conocimiento que he adquirido a través de conocimiento teórico y práctico, de libros, revistas, la red, comunidades a las que he tenido la suerte de pertenecer, mis prácticas personales, etc., porque creo, yo creo, que el BDSM no es más que una extensión de quienes somos en todos los sentidos, que bien localizado, puede servir como un camino de autoconocimiento más allá del plano erótico. Así lo veo hoy en día.

Quede claro también que de siempre me referiré al Dominante en masculino y a la sumisa en femenino porque es el rol que vivo, así que en caso contrario, sólo interprétenlo.

El dominante no nace, se hace.

El BDSM es un arte que requiere de profundo autoconocimiento, si bien es cierto que todos nacemos con una predisposición para adoptar un rol, eso no nos vuelve Amos ni esclavas bajo ningún pretexto. Aquí no hay seres divinos que fueron tocados por la gracia de un ser supremo, aquí hay personas que entienden su condición humana, dominar o ser dominados y actúan en consecuencia de esos hechos: Es muy común que un Dominante novato o una persona que se siente Dominante sin serlo de verdad crea que por autoproclamarse «Señor» media humanidad debe hincarse ante él, pero es un error. El título de Señor se va ganando y esto solo se obtiene con la consistente preparación y el carácter para serlo y entenderlo, para vivirlo bajo los códigos éticos que se encuentran inmersos dentro del BDSM. Un verdadero Dominante, ante todo y por sobre todo, creo yo, debe entender que:

El Amo que no es amo de sí, nunca podrá ser Amo de nadie.

Quieren saber reconocer a un falso amo: Será el que se deje llevar por sus hormonas antes que por sus neuronas. El Amo es dueño de sí y de sus impulsos pues sabe que sino tiene el control de su persona, difícilmente podrá tener el control de otra persona. Es un ser calculador y analítico, que no debe ser una condición peleada con la pasión y el deseo, por el contrario, sólo aquel que puede combinar ambos dones merece ser llamado verdaderamente Señor. Y es que entiende que:

El Amo puede ser arrogante más nunca altanero.

Entendamos una gran diferencia entre ambas condiciones humanas, un ser arrogante es por naturaleza una persona que no teme mostrar lo que es, lo que sabe, sin temor a que con ello las demás personas, que no están a su altura, queden evidenciadas o en vergüenza, cosa contraria al ser altanero que sólo pregona y se jacta de cualquier mínimo logro para hacer sentir mal a otras personas. El Dominante verdadero no necita demostrarle al mundo nada, sólo le basta con mostrarse para que los demás le rindan el respeto. Los niños son altaneros, los hombres son arrogantes. El ser altanero termina normalmente mostrándose grosero y agresivo, eso hará que los demás se alejen de él pues en un circulo de BDSM los modos y las formas son siempre altamente ponderadas, por eso:

El respeto se gana

Al igual que el título el respeto debe ganarse. El Amo verdadero no necesita ser reconocido, lo es y punto, por su forma de ser, por sus conocimientos, por su persona, no porque se imponga, sino porque los demás le admiran y reconocen su naturaleza perversa y libertina. Un falso Amo confunde el respeto con el miedo, pero el miedo es un sentimiento de defensa, que hace que quien te tema se comporte a la defensiva o reticente. En cambio quien te respeta, genera en su concepción de ti una profunda admiración, eso vuelve al Amo un ícono aspiracional, una sumisa se entrega con mayor confianza a quien respeta y no a quien teme. Pero para eso, el Amo deberá aprender la lección más importante, tal vez, de su vida:

El Amo no existe si no existe alguien que le sirva

El verdadero Amo nunca pierde de vista que no sería nada sino tuviese una esclava a sus pies, un ser vivo capaz de vivir y morir por él. Por lo tanto es su posesión más preciada. Los niños generalmente ansían las cosas sólo porque otros las tienen o por como lucen, los Señores desean las cosas por lo que valen en realidad, aprenden a ver y encontrar lo que desean, no se dejan deslumbrar y por lo tanto desde el primer momento tendrán el control de la situación y de su objeto de deseo. Es común que un Dominante inexperto se impresione con el cuerpo de una sumisa joven o atractiva y se vaya únicamente por ese camino, deseando ver sus senos y su sexo para masturbarse, el Dominante verdadero hurgara no solo en su cuerpo sino en su mente para encontrar lo que desea, eso nos lleva al siguiente punto:

El Amo no pide, al amo se le entrega.

Cuantas veces no hemos sabido de casos donde un falso dominante pide fotos, o insulta apenas conoce a una sumisa, o da por entendido que por el hecho de llevar esa condición, ya va a acostarse con cualquiera. El verdadero Amo no necesita pedir, al verdadero Amo una sumisa le va a entregar, porque a la sumisa le nace entregarle parte de ella o su totalidad. Es entonces cuando entendemos la diferencia entre conquistar y seducir. El Amo extiende la mano y la sumisa llega a lamerla porque reconoce en la mano del amo la gloria de aquel a quien decidió servir..

El Amo verdadero es cínico pero no sinvergüenza.

El Amo debe caminar siempre con la frente en alto, con la mirada al frente, seguro de lo que ha hecho, no deberá adoptar la mentira bajo ninguna circunstancia, porque sabe que el Amo que miente, está condenado a perder su reputación, no sólo con la sociedad, sino con aquella persona que ha decidido entregarse a él y, perder la confianza y el respeto de su sumisa por actuar de una forma engañosa, vuelve a un Dominante, no sólo un pseudo, sino un abusador. El cínico se jacta de sus actos, porque lo que sea que haya hecho, lo ha realizado con pleno conocimiento de causa, entendiendo sus implicaciones y consecuencias; ha meditado y asumido de antemano los riesgos y alcances de sus palabras y acciones, por lo que está cierto de que lo que sea que haga, será lo correcto. El sinvergüenza no mide los alcances de nada, no repara en dañar a nadie, no se preocupa porque de una u otra forma alguien salga lastimado mientras obtenga su satisfacción personal.

El Amo puede ser inmoral, pero siempre será ético.

 El BDSM nos permite sublimar nuestros deseos más perversos (perversos en el más estricto sentido psicosexual) volviéndolos en una practica placentera para las partes que los realizan, pero esto es posible sí y solo sí se vive con la responsabilidad debida. El SSC (Sano, Seguro y Consensuado), y otros protocolos éticos de comportamiento, deben ser respetados en todo momento por el Amo, porque de lo contrario se vuelve un depredador.

El BDSM en general me ha permitido a mí, conocerme más, ojalá que las personas interesadas en ello, apelen también a este deseo de vivir este mundo de una forma plena.

 

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Esta entrada fue publicada en 25 agosto, 2016 por en El BDSM, Publicaciones, Reflexiones y etiquetada con , , , , , , , , , .